De lo real a lo imaginado

Historias cotidianas con las aventuras de la mente.

Algo pasa…

Algo pasa…

Cuando en las empresas se mide el rendimiento de los trabajadores según las horas extras que hacen… Algo pasa.

Si se coge como norma el tener que hacer horas extras, y de esa manera saber si ese trabajador rinde o no, algo va mal. Es la «cultura del presencialismo» que se aplicaba hace más de treinta años.

1. Cultura de “presencialismo”

  • Se confunde estar más tiempo en el trabajo con ser más productivo.
  • En muchas culturas laborales, se valora más el sacrificio visible que los resultados reales.

2. Falta de indicadores objetivos

  • Medir la productividad real (calidad, eficiencia, impacto del trabajo).
  • Como las horas extras son un dato fácil de contar, se usan como  compromiso del rendimiento.

3. Enfoque en esfuerzo en lugar de resultados

  • Se premia a quien “se mata a trabajar” aunque no necesariamente entregue mejores resultados.
  • Se genera la percepción de que trabajar más horas significa ser más responsable o leal a la empresa.

4. Problema de gestión

  • Si los jefes no saben organizar o planificar bien, la empresa se acostumbra a salir adelante gracias a las horas extras.
  • En ese contexto, se acaba valorando más al que “salva los muebles” quedándose más tiempo.

5. Riesgo cultural

  • Este modelo puede fomentar la competencia tóxica (“quién se queda más tiempo”).
  • A la larga desmotiva al personal eficiente: si haces tu trabajo bien y en menos tiempo, puedes parecer “menos productivo” que alguien que necesita quedarse 2 horas más.
  • Termina penalizando la eficiencia y premiando la ineficiencia.

 

Y seguramente todo lo anterior esté derivado por:

  1. Mala planificación

    • Se están estimando mal los tiempos de ejecución de los proyectos o las cargas de trabajo.

    • Los plazos que se fijan no son realistas.

  2. Falta de personal

    • La plantilla es insuficiente para la cantidad de trabajo que entra.

    • Se depende demasiado de la “buena voluntad” de los empleados para cubrir huecos.

  3. Procesos poco eficientes

    • Tareas duplicadas, burocracia excesiva o herramientas inadecuadas que hacen perder tiempo.

    • No se aprovechan automatizaciones o mejoras tecnológicas que podrían reducir carga.

  4. Problemas de organización interna

    • Falta de comunicación entre equipos.

    • Priorización incorrecta de tareas.

  5. Cultura empresarial poco saludable

    • Se normaliza que trabajar más horas es la única forma de cumplir.

    • Puede ser síntoma de presión constante, lo que acaba afectando a la motivación y la salud de los trabajadores.

  6. Costes ocultos

    • Más horas extras implican mayores costes laborales.

    • A largo plazo, el exceso de horas puede causar desgaste, aumento del absentismo y mayor rotación de personal.

Y, todavía, existen este tipo de empresas.
Supongo que, como los números salen, no se mira más allá.

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