Cualquier dispositivo electrónico tiene “puertas traseras” para que los técnicos accedan a según qué configuraciones para poder testear errores, por ejemplo. Los iPhone no están exentos, y para acceder a una de estas “puertas traseras” hay que marcar una combinación de números, asteriscos y almohadillas para poder acceder a un menú oculto donde podemos ver la cantidad y, calidad, de la red real que llega a nuestro dispositivo.