Allá por el año 2005, Apple introdujo en Safari (desde la versión 2) la navegación en modo “privado”, después le siguó Google Chrome (desde la versión 1), Internet Explorer (desde la versión 8),  Opera (desde la versión 10.5) y Firefox (desde la versión 3.5). Aunque esta forma de navegar por internet no se generalizó hasta finales del año 2008, cuando ya estuvo implementada en todos los navegadores existentes. Este modo de navegación tiene diferentes nombres para cada navegador: es conocido en Safari y Opera como “navegación privada”, en Firefox como “modo privado”, en Google Chrome como “incógnito”, y en Internet Explorer como “InPrivate”.
Esta forma de navegar por internet es “últil” cuando tenemos que usar un ordenador ajeno para acceder a algún servicio y debemos hacer uso de nuestro usuario y contraseña, por ejemplo.

La forma en la que el navegador trata nuestra información, haciendo uso de este modo, es muy simple: una vez hayamos cerrado éste, el historial de esa sesión será borrado, así como las cookies que se hayan podido generar y algunos datos locales. Tampoco recordará nada de nuestras búsquedas.

Pero, ¿cómo afecta realmente el modo “privado” de los navegadores web a la información que hemos estado tratando?
Básicamente es algo más local que técnico. El ordenador que hayamos usado no guardará en el historial las páginas que hemos visitado, se borrarán algunas de las cookies y no recordará las búsquedas realizadas. Pero muchos plugins que usan los navegadores sí que guardan cookies con información, y éstas no se borran: por ejemplo, el plugin de Adobe Flash. Aunque desde la versión 10.1, Adobe Flash Player soporta modo privado para Firefox, Google Chrome, Internet Explorer y Safari. Por esta razón es primordial tener instaladas las últimas actualizaciones de todo.

Decía que era algo más técnico que local porque habremos ido dejando rastro por internet de todo lo que hemos hecho, básicamente por la IP del ordenador. De la misma forma, las páginas que visitas funcionan exactamente igual: con o sin modo privado. Para éstas una petición de tu navegador la tratará de la misma forma en ambos casos. Así que si una determinada página web quisiera “seguirte”, podría hacerlo. De la misma manera toda la información y, visitas realizadas, pueden ser monitorizadas tanto por tu proveedor de servicios como por el administrador de la red desde la cual te estés conectando e incluso por los servidores de las páginas que visites.

Si bien cada navegador realiza esta función a su manera, en términos generales, la navegación privada implica que el navegador:

• Elimina las cookies tras cerrar la sesión.
• No se guarda ningún tipo de historial o formularios de auto-completado.
• No se guardan las contraseñas.
• Se borra la caché automáticamente al salir.

De igual modo, es preciso recordar lo que no hace:

• No proporciona conexiones seguras o cifradas.
• No oculta tu dirección IP.
• No evita que las páginas de Internet almacenen información sobre ti.
• No impide que tu navegación sea supervisada por el administrador de la red.
• No supone un anonimato total (aplicaciones de terceros como Flash pueden guardar sus propias cookies, etcétera).