De lo real a lo imaginado

Historias cotidianas con las aventuras de la mente.

¡Buf!

¡Buf!

Es que no puedo, me supera.

¿Por qué tengo que ir escuchando conversaciones ajenas…?
¿Acaso la mayoría de la gente que posee un teléfono móvil no sabe que se lo puede colocar en la oreja para oír mejor al interlocutor?

La típica respuesta que me dan es que así «oyen» mejor. Y van y se lo creen.
No saben que si se acercan el teléfono a su oreja hay un altavoz que emite el sonido directamente a su aparato auditivo; ¡y lo escucharán mucho mejor! Y no tenemos que estar oyendo, los demás, algo que no nos importa lo más mínimo. Y, seguramente, la otra persona que participa en la conversación no sabe que todo el mundo está a la escucha.

O si no los que van haciendo videoconferencia por la calle, en la cola, dentro de un establecimiento…

En fin, no tenemos perdón.

(Lo dice el «abuelo cascarrabias»).

😉

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